Arquitectura, diseño y simetría en Bodegas Campillo

Dicen que la clave de la belleza está en la simetría. Quizás por eso, el arquitecto Aurelio Ibarrondo Fragüela jugó con ella para diseñar Bodegas Campillo.

En la entrada de Laguardia, en plena Rioja Alavesa, nos encontramos una bodega estilo Château, construida con piedra natural, con un pórtico en la entrada que cuenta con siete arcos de medio punto, y rodeada de viñedos. Es Bodegas Campillo, perteneciente al grupo Faustino, conocido por su arraigo a la tierra, sus vinos de calidad y su tradición familiar e internacional.

Allí nos recibe Roberto Puras, relaciones públicas de la bodega, quien no duda en ponerse a pie de viña para contarnos el origen de la bodega, la importancia del terruño en sus vinos, y el secreto de la calidad de su producto: el cuidado y el respeto a su viñedo controlando el proceso desde su origen.

“Sólo cuidando desde el principio las uvas se puede obtener el mejor vino, y en esto somos expertos.”

Algo que impresiona nada más entrar en la bodega es su arquitectura. El juego con la simetría se hace palpable desde el primer momento.

La nave de barricas (espacio en el que también se celebran eventos) está refugiada bajo un techo que simula el casco de un barco. Así consiguen que la crianza del vino sienta sus orígenes, cuando se transportaba en embarcaciones, manteniendo la temperatura constante, en silencio y reposando tranquilamente, aguardando la espera.

Gracias a la escalera de caracol que une las distintas salas, llegamos al botellero. Impresiona. Pasillos llenos de botellas de vino reposando, perfectamente colocadas formando paredes vinícolas preciosas.

En la habitación donde reposan los vinos de antiguas añadas para controlar su evolución, las 8 referencias de Bodegas Campillo se disponen en forma de estrella, igual que la figura del techo, imitando a su vez la arquitectura del edificio.